Los niños que presentan déficit en las habilidades sociales o emocionales muestran una serie de actitudes y comportamientos específicos que les impiden mantener una interacción positiva y gratificante con sus compañeros y familia.
Estos niños no suelen iniciar contactos con sus compañeros y, al mismo tiempo, los compañeros tienden simplemente a ignorarlos. Cuando trabajamos con niños con problemas sociales o emocionales debemos tener en cuenta que existen diferencias en dos dimensiones importantes: primero, mientras que algunos niños se sienten bien siendo solitarios, a otros les resulta doloroso pero creen que es imposible cambiar.
Segundo, mientras que algunos niños conocen el comportamiento social apropiado, pero ejecutarlo les genera demasiada ansiedad, a otros les encantaría interactuar socialmente si supieran como hacerlo.
Otro grupo de niños impopulares con déficits claros en sus habilidades sociales y emocionales es el de los denominados “rechazados”. Estos niños tienden a interactuar de forma hostil e inapropiada con sus compañeros quienes, a su vez, los evitan.
La evaluación de las habilidades sociales y emocionales debe fundamentarse en diferentes tipos de registros y observaciones, cuestionarios para padres y profesores y autoregistros para el niño siempre que sea posible. También puede ser necesario evaluar cuál es el nivel de autoestima del niño, su conducta, medida de la inteligencia emocional, autoconcepto e incluso depresión o atipicidad.
Áreas de actuación
- Detección de déficits de las habilidades sociales o emocionales
- Evaluación inicial individual
- Intervención con programas de entrenamiento en habilidades sociales
- Terapia de conducta
- Entrenamiento individual y/o en grupo
- Asesoramiento familiar y escolar